Autoconocimiento
La escritura es un fiel eco de la experiencia sensorial personal, de nuestros paisajes mentales, del modo de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo.
La Psicología de la escritura es un precioso instrumento de análisis comportamental, aplicado en muchos contextos; es útil a diversos objetivos: mejorar el autoconocimiento, arrojar luz sobre las aptitudes y capacidades en la orientación a los estudios o a la profesión, en la selección de personal, para verificar falsificaciones y escrituras anónimas en el ámbito judiciario, como técnica de perfil en el ámbito criminalístico.
Consiste en la lectura de como el escribiente ha modificado el modelo caligráfico.
El modelo está estructurado sobre la base de leyes fisiomecánicas axiomáticas, su forma y sus relaciones espaciales son estudiadas para facilitar el movimiento necesario para realizarlo. Por ello, es el parámetro de referencia que es idealmente aplicado como una plantilla transparente a una escritura autógrafa en análisis.
Si analizamos las transformaciones de forma, dimensión, movimiento, dirección y presión a ellas aportadas. A estas modificaciones corresponden proyecciones neuro-fisio-psicologicas, que, debidamente identificadas e incorporadas al cuadro de las funciones del Yo, de los comportamientos, delinean un perfil de personalidad.
Nos movemos sobre el folio como nos movemos sobre el ambiente, del cual el folio blanco es la analogía.
La escritura tiene que ver con la percepción, proceso a través del cual el cerebro recibe y elabora las informaciones sensoriales provenientes del mundo externo y las traduce en información más compleja que pone a disposición de las funciones cognitivas superiores. Los procesos perceptivos logran una eficaz representación de la realidad, en la capacidad de combinar y fundir percepciones diversas en una unidad armónica y coherente, en modo consciente y controlado.
El sistema cinético comprende el conjunto de movimientos del cuerpo, de la cara y de los ojos; nuestros movimientos no son sólo un instrumento para completar ciertas acciones, sino implican también la producción y la transmisión de significados, como la escritura. Por lo tanto, el sistema cinético se expresa en la huella de tinta que deja el útil.
El sistema proxémico y hàptico se relacionan con la percepción, con la organización y el uso del espacio; en la escritura es dada por el espacio interletra, interpalabra, interrenglón y por los márgenes. Por lo tanto, la interacción negro-blanco registra la relación individuo-ambiente, las reacciones del individuo a los estímulos órgano-sensoriales ambientales.
El mundo visual que a cada instante nos encontramos delante cuando abrimos los ojos – los colores, las formas, los movimientos y las cualidades expresivas de los objetos – no es la simple copia o el reflejo del mundo físico, que lo circunda. Es también el resultado de la actividad constructora del sistema visual y sensorial en su conjunto, que, mediante una serie de operaciones, elabora, transforma y organiza los mensajes sensoriales de entrada.
La interacción de las dinámicas gráficas de la escritura, estos signos, del negro con el blanco del espacio, registra la comunicación no verbal (CNV) de su autor, es síntesis expresiva del Yo, de su organización senso motoria, de la imagen de sí, de las habilidades cognitivas, sociales y emocionales, de las modalidades operativas y de una serie de sub-funciones relativas a estas áreas.